¿Por Qué Yo?

Mi esposa siempre quiere que sea yo el que conteste bonito aunque alguien se porte sangrón conmigo. Tengo que darle el paso a todas las personas, aunque cuando se los de parece que caminan más despacio para cruzar la calle. Mis hijos se ponen como locos si yo me dirijo serio hacia un mesero que nos está atendiendo super mal o que simplemente no nos atiende. Esos mismos hijos, que estudian fuera, esperan que sea yo el que les llame para ver como están. Ante una discusión familiar, o con amigos, tengo que ser yo el que sea el prudente y calmarme y tratar de no gritar y ceder ante la otra persona. Tengo que ser yo el que, cuando alguien no me paga lo que me debe, de forma “bonita” buscarlo y tratar de hacer que me pague o mejor no cobrarle más, no sea que se vaya a ofender y luego resulta que yo dañé la relación por dinero.
Y así, diariamente, estamos llenos de situaciones en las que se nos pide, por otro persona o por conciencia propia, ser el haga estas cosas o responda de esta manera y llega un momento en el que dices “y por qué yo” ¿Por qué soy yo el que tiene que tratar a todos bien, por qué soy yo el que tengo que pagar puntual y no cobrar al que me debe, por qué soy yo el que tiene que ceder en una discusión de pareja, por qué soy yo el que tiene que buscar y llamar a mis hijos, por qué tengo que ser yo el prudente?

La realidad es que no, no tienes por qué ser así, puedes escoger ser igualito a esa otra persona, pero dudo que encuentres satisfacción en ello, porque se supone que lo estás buscando es sentirte más pleno, feliz y agusto en tu vida. Déjame decirte que eso que dicen muchos autores es cierto, es más feliz el que da, aunque a veces parezca y queramos que ahora nos den a nosotros algo o que tengan algún detalle con nosotros, pero al final de cuentas sí existe una satisfacción en dar sin esperar nada a cambio y no me refiero a la parte material, me refiero a dar prudencia, a dar tranquilidad, a dar paciencia, a dar esa llamada, a dar ese ceder, pareciera que automáticamente, en ese momento, el que más paz encuentra es uno mismo.

Como todo lo que expongo aquí claro que NO está fácil, es más, hasta cuestión de práctica es, pero como todo lo que se practica se llega a dominar. Y no, creo que no es cuestión de ser el tonto o el agachón, como muchos pudieran sentirse, si no que, al final de cuentas, estamos hablando solamente de acciones y reacciones, no estamos hablando de cosas de vida o muerte, no estamos hablando de cosas que nos van a matar, solamente estamos hablando de actitudes, pero son las que consumen la mayoría de nuestra energía diaria.

Por que por otro lado, tambié están saliendo memes por todos lados que dicen “Si me saludas te saludo, si me respetas te respeto y como me tratas te trato”
Así dicen mas o menos y la gente que los comparte lo hacen con orgullo, sintiéndose demasiado bien y eso es lo que me preocupa.

No me voy a poner a hablar de valores, de espiritualidad, de karma ni ninguna de esas cosas para no herir susceptibilidades, pero… ¿en qué momento nos volvimos así? ¿Dónde aprendimos que esa es la mejor forma de vivir? ¿En qué momento se nos llenó tanto el ego? ¿Que nos ha hecho pensar que solo debemos dar lo que recibimos?
Se supone que todas estas cosas, y muchas más, las hacemos porque tenemos cierta educación y valores, se supone que es un gusto para nosotros o una forma de ser el tratar con respeto, saludar, buscar ser correcto con los demás. Y, aunque parezca egoísta, lo hacemos por un sentir bien de nosotros al hacer lo correcto. Si doy los buenos días y el otro no me lo regresa, entonces ¿tengo que dejar de decirle buenos días? ¿Ya no se merece mi saludo? Esa es bronca de él ¿que no?

Creo que nos estamos dejando contaminar por esta ola nueva de irreverentes y de placeres momentáneos y efímeros y estamos dejando de lado cosas buenas que siempre han funcionado. Yo te puedo decir que tengo amistades con las que solo estoy en contacto con ellos porque yo les llamo, porque si por ellos fuera jamás se acordarían de llamar, y la verdad me vale, son personas a las cuales quiero y me gusta platicar y saber como se encuentran y, cuando lo hago, a ellas también les gusta, y si tengo que ser yo el que siempre llama pues que bueno, no me hace ni mejor ni peor.
Es mas, gracias a esas llamadas, me ha tocado llamarle a personas que necesitaban hablar con alguien y no sabían a quien llamar, me ha tocado que la llamada les cae justo en el momento adecuado y pude servir de algo.

Algún proveedor, amigo mio, alguna vez me dijo “llegó un cliente y me gritó, y pues si me grita yo grito más fuerte”, lo malo es que lo dijo en serio y muy seguro de sí mismo… y ese es el problema, que la mayoría de la gente que actúa así NO está pensando que está haciendo algo mal, piensan ya que es la forma correcta, cuando antes siempre nos decían, cada que el otro grite tu habla más despacio y verás como poco a poco se calma.

El problema es que cada vez que digo algo como esto, se me quedan viendo con cara de “entonces quieres que me deje gritar, quieres que me ordenen, quieres que ande buscando a todo mundo que no me llama y saludando al que ni me pela”… como si tales cosas les costaran mucho trabajo, y sin duda alguna es el ego lo que está metido en cada una de esas afirmaciones, porque, si fuéramos objetivos, nos daríamos cuenta que no nos cuestan nada ni nos quitan valor a nosotros, al contrario, solo traen paz y serenidad a nuestras vida.

Inténtalo, deja de pensar el ¿y por qué yo? Y empieza a encontrar el gusto y la satisfacción en ser el prudente y a la vuelta de un rato ya no esperarás nada de los demás.

Ahí te dejo esto… por si te sirve.

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